Dura lectura esta novela que personalmente catalogaría como de «distopía religioso-filosófica». Escrita a principios del XX está considera como una de las primeras de su estilo. Clarividente de siniestra apocalipsis como pocas. Reitero, es compleja. Aparte de su confusa prosa, requiere una lectura concienciada y haber llegado a ella tras un proceso de escrituras seleccionas, con amplitud de miras, y limpia perspectiva.
Escrita por un sacerdote anglicano trata una época no muy definida basada en un estado secular en el que los cristianos son observados con cierto recelo por una sociedad que ha instaurado su bienestar en un mundo científico carente de un Dios creador. A falta de este relativismo aparece la figura del salvador, que idolatra la política en la figura de su gobernante y líder supremo. Muy al estilo de como nos lo explicaba «Robert Michels» y su ley de hierro de la oligarquía. Para Michels toda organización social tiende hacia la burocratización y hacia la creación de un liderazgo fuerte. El señor del mundo predice que en el futuro surgirá un humanitarismo mundial de tipo totalitario que reducirá la religiosidad y espiritualidad.
La obra de Benson no ha tenido todavía una materialización clara, como «1984, de Orwell«, pero sí que estamos en un proceso de cambios y este parece que es por desgracia el que camino que lleva la sociedad. Los peores augurios de estos fatalistas se están cumpliendo.
Muy interesante sería estudiar aparte la figura de Felsenburgh. El político que atrae a las masas como moscas a la mi…el ! En apariencia, dialogante, dócil, unificador de partes, pero con un transfondo ambiguo, temerario, y con un final, que tras mucho estudio solo aporta retórica. Brillante y emotiva retórica para cautivar a las nihilstas masas. Promete y cumple, a costa de una deshumanización de la sociedad, muy al estilo «Un mundo feliz de Aldous«. Al final, todo es postizo, e hipócrita. Felsenburgh permite el culto a esta vida en exclusiva reconocida como “única verdad”, una religión de Estado donde no se adora al hombre, sino “la idea de hombre despojada de toda concepción sobrenatural”. Así se consigue la paz en Europa. Para ver esto no hay que ir muy lejos. Felsenburgh podría ser cualquier aspirante a líder supremo actual, si no fuera porque nuestro personaje. «habla todos los idiomas» 🙂
¿ es Felsenburgh el nuevo anticristo ?. No lo sé, pero el Papa Francisco en 2013, añadió este libro a su lista de favoritos, y así lo dijo. Tampoco el libro está escrito en un lenguaje de adoctrinamiento, y no parece que fuera esa la intención del autor, aunque poco después se convirtió al catolicismo.
¿fantasía, crítica social o profecía?
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- Simplemente, explique nuestro pensamiento sobre los católicos. Los ojos de Oliver se contrajeron rápidamente a dos líneas bajo los párpados. “Muy bien”, dijo. Cartwright llegó en ese instante, un inmenso anciano encorvado con una cara como pergamino, como convenía a un justicia Mayor, el jefe de la Ley en Inglaterra.
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