Publi

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Ni siquiera viene en el RAE. Igual es que la escribo mal. Tampoco viene publicifobico. Mis recuerdos del griego clásico me indican que «fobos», se puede interpretar como horror, miedo. Quizá fuera más correcto usar «miso»,  enfocado a «yo odio». Pero la palabra misopublicus fonéticamente no me convence. Además, mi aversión es en partes iguales: miedo, odio, asco, desprecio.

Odio la publicidad y todo lo que representa, desde que he leído el libro «19,99 de Frederic Beigbeder»,  mi repulsión ha ido increscendo.  Soy publicista: eso es, contamino el universo. Soy el tío que os vende mierda. Que os hace soñar con esas cosas que nunca tendréis. Cielo eternamente azul, tías que nunca son feas. Imágenes relamidas, músicas pegadizas. Cuando, a fuerza de ahorrar, logréis comprar el coche de vuestros sueños, el que lancé en mi última campaña, yo ya habré conseguido que esté pasado de moda. Os llevo tres temporadas de ventaja, y siempre me las apaño para que os sintáis frustrados. El Glamour es el país al que nunca se consigue llegar. Os drogo con novedad, y la ventaja de lo nuevo es que nunca lo es durante mucho tiempo. En mi profesión, nadie desea vuestra felicidad, porque la gente feliz no consume. Creéis que gozais de libre albedrío, pero el día menos pensado reconoceréis mi producto en la sección de un supermercado, y lo compraréis, así, sólo para probarlo, creedme, conozco mi trabajo»

No me molesta la publicidad en la TV especialmente, porque apenas veo tele; es más, viene bien para hacer otras cosas.  Un amigo me dijo que aprendió Checo estudiando en el tiempo que le dejaban los anuncios cuando veía sus series favoritas por las noches.

Odio,

 estereotipos hedonistas falta de ética sonrisas exageradas esas tetas mirando al cielo   La publifobia es un estado del espíritu, un arte para vivir, una protesta social y una revuelta de la mente contra la infamia. Michael Löwy http://www.fundanin.org/lowy6.htm