I. Introducción: Las Figuras Clave Detrás de la Innovación Tecnológica

La narrativa popular sobre la tecnología a menudo la presenta como un campo dominado por figuras masculinas, un dominio donde la innovación y el progreso han sido impulsados principalmente por hombres. Sin embargo, una mirada más profunda a la historia de la computación revela una verdad muy diferente: las mujeres han sido arquitectas fundamentales de la era digital desde sus albores. Lejos de ser recién llegadas, fueron las primeras programadoras, las «computadoras humanas» que realizaban cálculos complejos a mano, y las visionarias que sentaron las bases de lenguajes de programación, interfaces gráficas y la propia infraestructura de internet.

A pesar de estas contribuciones seminales, el papel de las mujeres en la tecnología fue, en muchos casos, minimizado o incluso borrado a medida que la profesión ganaba prestigio y se convertía en un campo más lucrativo. Este patrón histórico es un fenómeno recurrente: a medida que el estatus y la remuneración de un rol tecnológico aumentaban, la participación femenina tendía a disminuir, y sus contribuciones pasadas eran subestimadas o atribuidas a otros. Esta dinámica ha tenido profundas implicaciones para la historia de la tecnología y la equidad de género en el sector. Por ello, visibilizar las historias de estas mujeres no solo corrige un registro histórico incompleto, sino que también inspira a las futuras generaciones y subraya la importancia innegable de la diversidad en la innovación tecnológica.

 

II. Pioneras de la Computación y la Programación

Esta sección rinde homenaje a las mujeres que, con su intelecto y tenacidad, sentaron las bases del software y la interacción hombre-máquina, enfrentando barreras de género y percepciones erróneas sobre el valor de su trabajo.

 

Ada Lovelace: La Primera Visionaria del Software

Ada Lovelace (1815-1852), hija del célebre poeta Lord Byron, es universalmente reconocida como la primera programadora de la historia. Su mente analítica, cultivada por su madre a través del estudio de las matemáticas y las ciencias, la llevó a colaborar con Charles Babbage en su Máquina Analítica. Fue en sus notas sobre esta máquina donde Lovelace escribió lo que se considera el primer algoritmo destinado a ser ejecutado por un dispositivo, trascendiendo la mera aritmética para vislumbrar el potencial de las máquinas en la creación de música y arte. Esta visión conceptual del software, mucho antes de que existieran las computadoras modernas, sentó las bases de la programación tal como la conocemos hoy.

A pesar de su genio, la vida de Lovelace estuvo marcada por las profundas desigualdades de género de su época. Durante su existencia, fue más conocida por su linaje aristocrático que por sus innovadoras contribuciones a las matemáticas y la computación. Sus ideas, que predijeron la inteligencia artificial y la capacidad de las máquinas para manipular símbolos más allá de los números , no fueron ampliamente reconocidas hasta 1953, más de un siglo después de su muerte. Esta demora en el reconocimiento de su trabajo ilustra un patrón desafiante para muchas mujeres en la tecnología: sus aportaciones fundamentales a menudo son inicialmente desestimadas o atribuidas de forma incorrecta, y solo son plenamente valoradas póstumamente o mucho tiempo después. Este fenómeno no es una simple coincidencia, sino que subraya una tendencia histórica de subestimación y oscurecimiento de las contribuciones femeninas, especialmente en campos emergentes o cuando su trabajo no se ajustaba a los roles de género esperados.

El legado de Lovelace es, no obstante, asombroso. Su trabajo inspiró a figuras clave como Alan Turing en el desarrollo de las primeras computadoras modernas. El lenguaje de programación ‘Ada’, diseñado para gestionar grandes sistemas de software, fue nombrado en su honor en 1979.5 Anualmente, el Día de Ada Lovelace celebra sus contribuciones y las de otras mujeres en los campos STEM, asegurando que su visión y su impacto perduren.

 

Grace Hopper: La Almirante de la Programación

Grace Hopper (1906-1992), una destacada científica de la computación y Contralmirante de la Marina de los EE. UU., fue una verdadera pionera en el desarrollo de lenguajes de programación tempranos. Su logro más notable fue la creación del primer compilador, un programa que traducía las instrucciones de los programadores a código legible por máquina, un avance crucial para la accesibilidad de la computación. También fue instrumental en la creación de COBOL (Common Business-Oriented Language), uno de los primeros lenguajes de programación de alto nivel, que permitió a las computadoras responder a palabras además de números. Hopper también es famosa por acuñar el término «bug» para describir un fallo informático, tras encontrar una polilla en el Mark I.

Hopper enfrentó un considerable escepticismo inicial. Muchos de sus contemporáneos no creían que las computadoras pudieran hacer más que operaciones aritméticas básicas. Sin embargo, su persistencia y su visión de que las computadoras podían entender lenguajes más cercanos al inglés fueron fundamentales para superar esta barrera. Su amplia formación en diversas disciplinas, desde astronomía hasta biología, le proporcionó una perspectiva única que alimentó sus innovaciones.

Los resultados de su trabajo fueron transformadores. Grace Hopper revolucionó la programación, haciéndola significativamente más accesible para una audiencia más amplia, lo que fue crucial para la adopción generalizada de la computación en los negocios y la vida cotidiana. COBOL, el lenguaje que ayudó a crear, sigue siendo utilizado hoy en día en sistemas críticos, incluyendo el 95% de las transacciones de cajeros automáticos. Hopper predijo con notable precisión que las computadoras un día serían lo suficientemente pequeñas como para caber en un escritorio y que las personas sin formación profesional en programación las usarían en su vida diaria. Su inmenso impacto fue reconocido con la Medalla Presidencial de la Libertad en 2016, y el destructor de misiles guiados de la Marina de los EE. UU., el USS Hopper (DDG-70), fue nombrado en su honor.

 

Mary Wilkes: La Pionera de la Computación Personal

Mary Wilkes (nacida en 1937) es una figura clave en la historia de la computación personal. Como ex programadora y diseñadora lógica, es reconocida por su trabajo con la computadora LINC (Laboratory Instrument Computer), considerada por muchos como la primera «computadora personal». Wilkes diseñó el software para LINC y desarrolló el innovador sistema operativo LAP6, que fue pionero en la edición interactiva en tiempo real. Un hito notable en su carrera fue ser la primera persona en utilizar una computadora personal en su propio hogar, trabajando desde la casa de sus padres en Baltimore.

Cuando Mary Wilkes comenzó a trabajar en el MIT, no tenía experiencia previa en programación, una situación común en una época en la que las computadoras programables tal como las entendemos hoy estaban en su infancia. Además, la programación era a menudo vista como «trabajo clerical» y una «habilidad femenina», lo que contribuía a su devaluación y a la percepción de que era un rol de menor estatus. A pesar de la complejidad inherente a la programación, esta caracterización buscaba justificar salarios más bajos para las mujeres. Esta devaluación inicial del trabajo de programación como «trabajo de mujeres» es un factor directo que contribuyó a la posterior disminución de la participación femenina una vez que la profesión ganó prestigio y remuneración.

Mary Wilkes superó estas barreras aprendiendo sobre la marcha, autoeducándose en el campo emergente de la programación. Su capacidad para trabajar de forma remota desde casa con una LINC demostró la viabilidad de un modelo de trabajo flexible en la computación, adelantándose décadas a su tiempo. Se centró en un diseño amigable para el usuario, lo que hizo que la LINC fuera accesible para profesionales no informáticos.

Los resultados de su trabajo fueron fundamentales para el desarrollo de la computación personal. La LINC fue una máquina interactiva, móvil y notablemente pequeña para su época. El sistema operativo LAP6 que desarrolló hizo la programación hasta 100 veces más rápida y otorgó a los usuarios un control sin precedentes sobre sus experimentos, sentando las bases para las interfaces de usuario interactivas que hoy damos por sentado. Su trabajo fue un paso crucial hacia la democratización de la computación, llevándola del laboratorio a las manos de los usuarios individuales.

 

Adele Goldberg: La Madre de la Interfaz Gráfica

Adele Goldberg (nacida en 1945) fue una figura central en el equipo de Xerox PARC que desarrolló Smalltalk-80, un lenguaje de programación que introdujo el concepto revolucionario de ventanas superpuestas, un precursor directo de las interfaces gráficas de usuario (GUI) modernas. Además de su trabajo en Smalltalk, Goldberg fue fundamental en la refinación y promoción de la programación orientada a objetos (OOP), una metodología que se ha convertido en un pilar del desarrollo de software contemporáneo.

Uno de los momentos más conocidos de su carrera fue la decisión de mostrar Smalltalk a Steve Jobs y su equipo de Apple. Esta decisión, que Goldberg describió como «regalar la cocina» , sugiere una posible subestimación del valor comercial de su innovación o una falta de control sobre su explotación. Sin embargo, esta exposición fue clave para la difusión de sus ideas.

A pesar de los desafíos inherentes a la innovación y la comercialización en un campo emergente, Goldberg persistió en el desarrollo de conceptos fundamentales de programación. Más tarde, cofundó ParcPlace Systems para comercializar Smalltalk, y su liderazgo la llevó a presidir la Association for Computing Machinery (ACM) de 1984 a 1986.

El impacto de Adele Goldberg es inmenso, aunque a menudo pasa desapercibido para el usuario final. Sus ideas influyeron profundamente en el diseño del Apple Macintosh y, por extensión, en todas las GUI modernas que utilizamos a diario. Los principios de Smalltalk, como los objetos como unidades autocontenidas y la asignación dinámica de memoria, han sido adoptados por prácticamente todos los lenguajes de programación modernos, incluyendo Java, Python, C++ y Ruby. Su trabajo sentó las bases para los entornos de desarrollo integrados (IDE) interactivos actuales. El valor de una contribución tecnológica no siempre reside en su éxito comercial directo, sino en cómo moldea la filosofía subyacente y las herramientas de toda una industria. El impacto de Goldberg es un ejemplo claro de cómo el trabajo fundacional, aunque invisible para muchos, es omnipresente y crucial para el avance tecnológico. En 1990, recibió un premio a la trayectoria de PC Magazine por sus contribuciones.

 

Sister Mary Kenneth Keller: Abriendo las Puertas de la Programación

Sister Mary Kenneth Keller (1913-1985) fue una figura trascendental en la educación y la ciencia de la computación. En 1965, se convirtió en la primera mujer en los Estados Unidos en obtener un doctorado en ciencias de la computación. Su contribución más destacada fue su participación en el codesarrollo del lenguaje de programación BASIC (Beginner’s All-purpose Symbolic Instruction Code), un lenguaje diseñado para hacer la programación más accesible para un público más amplio. Posteriormente, fundó el departamento de ciencias de la computación en Clarke College, una universidad católica para mujeres.

En su época, las mujeres en el campo de la computación eran «inusuales» , y el laboratorio de computación de Dartmouth, donde realizó parte de su trabajo de posgrado, «típicamente excluía a las mujeres». Estas barreras institucionales y culturales no la detuvieron.

Keller perseveró en sus estudios de posgrado, obteniendo títulos en matemáticas y física antes de su doctorado. No solo se destacó académicamente, sino que también se convirtió en una activa defensora de las mujeres en STEM. Su postura progresista la llevó a animar a las madres trabajadoras a llevar a sus bebés a clase, un gesto revolucionario para la época. Al fundar el departamento de ciencias de la computación en Clarke College, estableció un entorno de aprendizaje inclusivo y una visión que buscaba expandir el alcance de la computación a todos.

Los resultados de su trabajo fueron de gran alcance. BASIC revolucionó la programación al permitir que cualquier persona que pudiera aprender el lenguaje escribiera software personalizado, democratizando el acceso a una habilidad que antes estaba reservada para matemáticos y científicos. Ella predijo el papel fundamental que tendrían las computadoras en la educación y las bibliotecas, afirmando que «su función en la recuperación de información la convertirá en el centro de las bibliotecas del mañana». Su enfoque en BASIC y su defensa de la accesibilidad representan una solución social para ampliar la base de usuarios y desarrolladores de computadoras, llevando la computación de un dominio elitista a una utilidad pública. Su visión y su incansable trabajo expandieron significativamente el alcance de la ciencia de la computación.

 

Margaret Hamilton: La Arquitecta del Software Espacial

Margaret Hamilton (nacida en 1936) es una figura monumental en la historia de la ingeniería de software y la exploración espacial. Lideró el equipo en el Laboratorio de Instrumentación del MIT que creó el software de vuelo a bordo para los módulos de comando y lunares del programa Apolo de la NASA. Además, fue ella quien acuñó el término «ingeniería de software» para legitimar esta disciplina emergente y distinguirla de otras ramas de la ingeniería. Sus programas de detección y recuperación de errores, conocidos como «Priority Displays», fueron cruciales para la seguridad y el éxito de las misiones.

Hamilton enfrentó desafíos significativos. En los inicios del programa espacial, el software era a menudo incomprendido y subestimado en comparación con el hardware. La gerencia, en ocasiones, dudó en contratarla como la primera programadora femenina, preocupada por la posible reacción de los hombres en el equipo. Además, una de sus propuestas clave para salvaguardar el software contra errores humanos fue inicialmente rechazada por la gerencia, quienes argumentaron que los astronautas altamente capacitados nunca cometerían tales errores.

A pesar de estos obstáculos, Hamilton persistió. Reclamó audazmente el título de «ingeniera» para el software y para sus colegas, luchando contra el desprecio inicial y la percepción de que el software era un trabajo menos cualificado. Su determinación fue clave para que la «ingeniería de software» se convirtiera en una disciplina reconocida y respetada. Un incidente notable que ilustra su ingenio ocurrió cuando llevó a su hija al laboratorio; la niña, jugando con un simulador, accidentalmente causó un fallo, lo que le dio a Hamilton una revelación sobre el potencial de error humano en las misiones espaciales. Aunque su propuesta de salvaguardia fue inicialmente rechazada, un incidente real durante la órbita lunar del Apolo 8, donde un astronauta cometió precisamente el error que Hamilton había temido, validó su previsión. Ella ideó rápidamente una solución, salvando la misión. La historia de Hamilton demuestra cómo los eventos de alto riesgo pueden validar la importancia de un campo y la necesidad de sus profesionales, forzando el reconocimiento de su valor.

Los resultados de su trabajo fueron extraordinarios. El software de Hamilton fue fundamental para el éxito del aterrizaje del Apolo 11 en la luna, un hito histórico para la humanidad. Sus programas no solo evitaron fallos críticos durante las misiones espaciales, sino que también establecieron un nuevo paradigma para la fiabilidad del software. En 2016, recibió la Medalla Presidencial de la Libertad, el honor civil más alto de Estados Unidos, en reconocimiento a sus contribuciones.

 

Las Programadoras ENIAC: Las Primeras «Computadoras Humanas»

Un grupo de seis mujeres —Kay McNulty, Betty Jennings, Betty Snyder, Marlyn Wescoff, Fran Bilas y Ruth Lichterman— fueron las programadoras originales del ENIAC (Electronic Numerical Integrator and Computer), la primera computadora digital electrónica de propósito general.3 Desarrollada durante la Segunda Guerra Mundial, el propósito principal del ENIAC era calcular trayectorias balísticas para el ejército. Estas mujeres programaban la máquina mediante la manipulación física de interruptores y cables, un proceso laborioso y complejo que requería una comprensión profunda de la lógica de la máquina.

Las programadoras del ENIAC enfrentaron múltiples barreras. Inicialmente, no se les concedió acceso físico a la máquina, obligándolas a trabajar únicamente con planos y diagramas lógicos para entender su funcionamiento. En ese momento, no existía un lenguaje de programación tal como lo conocemos hoy; el proceso era manual, propenso a errores y requería una meticulosa reconfiguración física para cada nuevo problema. Además, la propia máquina era «buggy», con tubos de vacío que se quemaban con frecuencia, añadiendo una capa de complejidad a su trabajo. Sin embargo, la barrera más significativa fue la falta de reconocimiento. A pesar de su trabajo crucial, sus logros no fueron valorados en su momento. En las fotografías, a menudo se las refería simplemente como «modelos» del sistema informático, y no recibieron ningún reconocimiento formal por sus contribuciones.

A pesar de estos desafíos, las mujeres del ENIAC demostraron una habilidad lógica y una capacidad de resolución de problemas abstractos extraordinarias. Persistieron a pesar de las limitaciones técnicas y la flagrante falta de reconocimiento, sentando un precedente para las futuras generaciones de programadoras.

El ENIAC, gracias a su trabajo, revolucionó la computación, permitiendo cálculos que antes tomaban semanas o meses realizarse en cuestión de horas o minutos. Su labor sentó las bases para el desarrollo de las computadoras modernas. Décadas después, sus historias fueron «redescubiertas» por investigadores como Kathy Kleimen, quien dedicó años a registrar sus experiencias. Este esfuerzo llevó a que su trabajo fuera finalmente reconocido, incluyendo su inducción en el Salón de la Fama de Mujeres en Tecnología. La historia de las programadoras del ENIAC es un ejemplo paradigmático del fenómeno de las «figuras ocultas» y la borrado histórico. Su caso ilustra cómo la falta de reconocimiento no fue un accidente, sino un patrón sistémico donde el trabajo de las mujeres, especialmente cuando el campo era percibido como menos prestigioso, era activamente oscurecido.

 

Mary Coombs: La Primera Programadora Comercial de Gran Bretaña

Mary Coombs (nacida en 1929) ostenta el título de la primera programadora comercial en Gran Bretaña. Su trabajo pionero se desarrolló en la computadora Lyons Electronic Office (LEO), la primera computadora de negocios del mundo, desarrollada por Lyons & Co., una empresa conocida por sus salones de té. Coombs se dedicó a la programación de nóminas, la depuración de programas y el trabajo en contratos externos, demostrando una versatilidad crucial en los primeros días de la computación empresarial.7 Más allá de su trabajo inicial, también escribió manuales de computación y capacitó a personas con discapacidades en programación.

Coombs enfrentó barreras de género y percepción. Fue la única mujer en su curso de selección de programación, rodeada de nueve hombres. Además, su título universitario era en francés, no en matemáticas , lo que desafiaba la expectativa de que las programadoras debían tener una formación matemática formal. La computación, en sus inicios, era a menudo vista como un «papel de baja cualificación equivalente al trabajo de secretaría». Esta percepción devaluaba el trabajo y lo hacía menos atractivo para los hombres, pero abría puertas para las mujeres.

A pesar de no tener una formación matemática tradicional, su aptitud para la lógica fue rápidamente reconocida. Un aspecto notable de su carrera fue su capacidad para equilibrar sus compromisos profesionales y familiares en una época en que la industria de la computación, paradójicamente, estaba dominada por mujeres. Este hecho desafía la narrativa moderna de la tecnología como un campo predominantemente masculino y pone de manifiesto que la percepción de la computación como «trabajo de baja cualificación» fue una causa directa de la alta participación femenina inicial. El cambio demográfico posterior en el sector es un resultado directo de la revalorización de la profesión.

Los resultados de su trabajo fueron significativos para el desarrollo de la computación empresarial. Coombs contribuyó al éxito del LEO I, la primera computadora de negocios, que se utilizó para una variedad de tareas, desde el control de existencias hasta la nómina. Su habilidad para depurar programas fue esencial en un momento en que la tecnología era incipiente y propensa a errores.

 

Dina St Johnston: Fundadora de la Primera Casa de Software del Reino Unido

Dina St Johnston (1930-2017) fue una figura pionera en la computación británica, cuya visión la llevó a fundar Vaughan Programming Services (VPS) en 1959. Esta empresa es reconocida como la primera casa de software del Reino Unido.

En los años 50, el concepto de una «casa de software» era incipiente y en gran parte no reconocido como una industria separada. La computación se percibía principalmente a través del hardware, y el software era visto como un componente secundario o un servicio adjunto al hardware. Establecer una empresa dedicada exclusivamente al software en este contexto representó una barrera conceptual y de mercado significativa.

St Johnston demostró una visión excepcional al anticipar la necesidad y el valor intrínseco del software como una entidad independiente. Su solución fue crear una empresa que se especializara en el desarrollo de programas, separando el servicio del producto físico.

Los resultados de su iniciativa fueron fundamentales. VPS no solo fue un modelo para la naciente industria del software, sino que también demostró la viabilidad comercial de una empresa centrada exclusivamente en el desarrollo de programas. Su empresa fue pionera en un modelo de negocio que hoy es el estándar en la industria tecnológica global.

 

III. Las «Computadoras Humanas» y la Carrera Espacial

Esta sección se centra en el papel crucial de las mujeres en la era de los grandes cálculos y la exploración espacial, donde su precisión y dedicación fueron indispensables.

Katherine Johnson: La Calculadora Humana de la NASA

Katherine Johnson (1918-2020) fue una matemática y física prodigiosa cuya brillantez fue fundamental para el éxito de las misiones espaciales de la NASA. Sus cálculos de mecánica orbital fueron críticos para el primer vuelo espacial tripulado de Estados Unidos (Freedom 7 de Alan Shepard en 1961), la órbita de John Glenn alrededor de la Tierra en 1962, y la trayectoria del aterrizaje del Apolo 11 en la luna en 1969. Fue coautora de un informe clave en 1960, siendo la primera mujer en su división en recibir crédito por un informe de investigación.

Johnson enfrentó barreras de género y, de manera aún más pronunciada, de segregación racial en la NACA (National Advisory Committee for Aeronautics) y posteriormente en la NASA. Fue una de las tres únicas estudiantes afroamericanas, y la única mujer, elegida para integrar las escuelas de posgrado de la Universidad de West Virginia en 1939, un paso audaz en una época de profunda discriminación.23 A pesar de trabajar en unidades segregadas, su determinación y experiencia destacaron, y su carrera despegó cuando la NASA prohibió oficialmente la segregación en 1958.

Su habilidad y precisión eran tan reconocidas que el astronauta John Glenn, antes de su histórico vuelo orbital, solicitó personalmente que Johnson verificara a mano los números programados en las computadoras electrónicas de la NASA, declarando: «Si ella dice que son buenos, entonces estoy listo para ir». Esta solicitud de Glenn subraya un aspecto crucial de la era temprana de la computación espacial: la confianza en la pericia humana sobre la fiabilidad incipiente de las máquinas. Demuestra un momento crítico en el que la inteligencia humana y la confianza en habilidades probadas superaron la dependencia de la tecnología emergente, resaltando el papel indispensable de las «computadoras humanas» incluso con la llegada de los ordenadores electrónicos.

Los resultados de su trabajo fueron decisivos para que Estados Unidos ganara la Carrera Espacial. Johnson fue galardonada con la Medalla Presidencial de la Libertad en 2015 por el presidente Barack Obama, el honor civil más alto de Estados Unidos. Su historia inspiró el aclamado libro y la película «Hidden Figures» (Figuras Ocultas) , y la NASA ha honrado su legado nombrando una instalación de investigación y una nave espacial Cygnus en su honor.

 

Dorothy Vaughan: La Experta en Fortran y Líder Visionaria

Dorothy Vaughan (1910-2008) fue una matemática y programadora excepcional que desempeñó un papel fundamental en los inicios del programa espacial de EE. UU., especialmente durante las misiones Mercury y Apolo. Su dominio del lenguaje de programación Fortran y su liderazgo en el grupo de «Computadoras del Área Oeste» en el Centro de Investigación Langley de la NASA fueron cruciales. Vaughan no solo realizó cálculos complejos, sino que también tomó la iniciativa de capacitar a sus colegas en nuevas tecnologías, incluyendo la programación de la IBM 7090 y Fortran. Se convirtió en la primera afroamericana en ser directora de división en la NASA.

Vaughan enfrentó una segregación racial y de género generalizada en la NACA y la NASA, donde las mujeres, y especialmente las mujeres de color, eran a menudo ignoradas en los campos STEM. A pesar de su experiencia y responsabilidades crecientes, el reconocimiento oficial a menudo le fue esquivo a ella y a sus colegas.

Su capacidad para adaptarse a los cambios tecnológicos fue una solución clave. Vaughan comprendió que para avanzar, era esencial adaptarse a la emergencia de la computación electrónica. Por ello, se dedicó a aprender Fortran y a capacitar a su equipo, haciéndolos indispensables en futuros proyectos de la NACA y la NASA. Esta adaptación proactiva y su liderazgo no solo aseguraron la relevancia de su equipo, sino que también transformaron una posible amenaza (la obsolescencia de las «computadoras humanas») en una oportunidad para el avance. Además, Vaughan abogó constantemente por el reconocimiento del trabajo de las matemáticas y sirvió como mentora para futuras generaciones de mujeres en STEM.

Las contribuciones de Vaughan sentaron las bases para las técnicas modernas de programación informática  y fueron cruciales para el éxito de las misiones Mercury y Apolo. Su liderazgo abrió camino para otras mujeres afroamericanas dentro de la agencia espacial, cambiando la percepción de sus capacidades en un campo dominado por hombres blancos. Su legado se celebra en el libro y la película «Hidden Figures» , y en 2019, el Congreso de los Estados Unidos le otorgó póstumamente una medalla de oro en reconocimiento a los obstáculos que superó.

 

Mary Jackson: La Primera Ingeniera Afroamericana de la NASA

Mary Jackson (1921-2005) fue una matemática y, posteriormente, la primera ingeniera aeroespacial afroamericana de la NASA, cuyas contribuciones fueron vitales para el programa espacial temprano. Su experiencia en aerodinámica y vuelo supersónico fue fundamental, y fue autora o coautora de numerosos informes de investigación.

Jackson enfrentó una segregación y prejuicios de género y raciales muy arraigados en la década de 1950, donde las oportunidades para las mujeres afroamericanas en la ingeniería aeroespacial eran extremadamente limitadas. Para avanzar en su carrera, tuvo que solicitar formalmente a la ciudad de Hampton que le permitiera asistir a clases en una escuela secundaria «solo para blancos», una barrera sistémica que requería una acción legal y social directa para ser superada. El campo aeroespacial estaba dominado por hombres blancos, lo que hacía que su camino fuera particularmente arduo.

A pesar de estos desafíos, la pasión de Jackson por la ciencia y su tenacidad la impulsaron hacia adelante. Su perseverancia en la educación fue inquebrantable, graduándose con honores en Matemáticas y Ciencias Físicas. Más allá de sus logros técnicos, se convirtió en una defensora vocal de la igualdad de oportunidades dentro de la NASA, trabajando activamente para desmantelar las barreras raciales y de género y sirviendo como mentora para otras mujeres y minorías en STEM.

Los resultados de su trabajo fueron significativos. Jackson no solo forjó una carrera notable, sino que también desempeñó un papel crucial en la eliminación de barreras dentro de una de las instituciones científicas más prestigiosas del mundo. Su historia, junto con la de Katherine Johnson y Dorothy Vaughan, inspiró el libro y la película «Hidden Figures». En 2016, fue galardonada póstumamente con la Medalla Presidencial de la Libertad, reconociendo su impacto duradero en la ciencia y su incansable lucha por la igualdad.27

 

Annie Easley: Pionera de la Tecnología Híbrida y la Propulsión Espacial

Annie Easley (1933-2011) fue una matemática y científica de la computación que hizo una transición ejemplar de «computadora humana» a programadora de computadoras en la NASA. Su trabajo fue crucial en el desarrollo de sistemas de conversión de energía, la tecnología de baterías para vehículos híbridos tempranos y el cohete de etapa superior Centaur. Además de sus contribuciones técnicas, Easley asumió un papel adicional como consejera de igualdad de oportunidades de empleo (EEO), abordando quejas de discriminación por género, raza y edad.

Cuando Easley comenzó su carrera en la NACA (predecesora de la NASA) en 1955, era una de las pocas empleadas afroamericanas, solo cuatro en una plantilla de miles. A medida que las computadoras electrónicas comenzaron a reemplazar a las «computadoras humanas», Easley enfrentó el desafío de la obsolescencia de su rol inicial. Además, su papel como consejera de EEO la puso directamente en la primera línea de las quejas de discriminación dentro de la institución.

Easley abordó estos desafíos adaptándose proactivamente a la evolución tecnológica. Evolucionó junto con la tecnología, convirtiéndose en una programadora experta que dominó lenguajes como Fortran y el lenguaje ensamblador de bajo nivel. Su rol como consejera de EEO es un ejemplo de cómo su impacto se extendió más allá de sus contribuciones técnicas, moldeando activamente un entorno de trabajo más equitativo dentro de la NASA. Esto destaca una solución crítica que es de naturaleza social y organizacional, no puramente técnica: el compromiso con la justicia y la equidad dentro de la propia institución. Además, se involucró en programas de divulgación pública de la NASA, visitando escuelas e inspirando a niñas y minorías étnicas a seguir carreras STEM.

Los resultados de su trabajo tuvieron un impacto duradero. Sus contribuciones al proyecto Centaur sentaron las bases tecnológicas para el lanzamiento de futuros satélites y vehículos espaciales, incluyendo la sonda Cassini a Saturno en 1997. Su investigación también contribuyó al desarrollo de la tecnología de baterías para los primeros vehículos híbridos, un puente crucial hacia las fuentes de energía alternativas. Su incansable labor inspiró a innumerables mujeres y minorías a considerar carreras en STEM, dejando un legado que combina la excelencia técnica con la defensa de la diversidad.

 

IV. Ingenieras y Arquitectas de Sistemas

Esta sección celebra a las mujeres que diseñaron y construyeron los sistemas complejos que sustentan nuestra infraestructura tecnológica.

Yvonne Brill: La Visionaria de la Propulsión de Cohetes

Yvonne Brill (1924-2013) fue una ingeniera de propulsión de cohetes canadiense-estadounidense cuyas innovaciones revolucionaron la eficiencia de los satélites en órbita. Su contribución más significativa fue la invención del propulsor de hidracina electrotérmica (EHT/Resistojet), un sistema de propulsión de cohetes de bajo consumo de combustible que mantiene a los satélites actuales en órbita. También contribuyó a los sistemas de propulsión de cohetes Nova (utilizados en las misiones Apolo a la luna), TIROS (el primer satélite meteorológico), Explorer 32 y el Mars Observer.

Brill enfrentó barreras educativas significativas. La Universidad de Manitoba no permitía que las mujeres se matricularan en ingeniería en ese momento. A pesar de su deseo de estudiar ingeniería, tuvo que optar por matemáticas. En la década de 1940, se cree que fue la única mujer científica de cohetes en Estados Unidos, lo que refleja la extrema escasez de mujeres en este campo.

Para superar la prohibición de la ingeniería, Brill estudió matemáticas y se graduó como la mejor de su clase. Luego, persiguió su pasión por la ciencia de cohetes a pesar de no tener un título formal en ingeniería, tomando clases de posgrado en química en su tiempo libre. Su historia es un ejemplo de cómo las mujeres, al ser excluidas de los programas formales de ingeniería, ingresaron a campos relacionados (matemáticas, química) y luego aplicaron su conocimiento a problemas de ingeniería, convirtiéndose en ingenieras a través de la práctica y la innovación, desafiando las definiciones estrechas de la época. Además, se dedicó a alentar a más mujeres y niñas a seguir carreras en ciencia e ingeniería.

Los resultados de sus innovaciones fueron extraordinarios. El EHT de Brill aumentó la eficiencia de los satélites en un 30%, permitiendo una mayor capacidad de carga útil o una vida útil de la misión extendida. Sus innovaciones se convirtieron en estándares de la industria y han generado millones de dólares en ingresos para los propietarios de satélites de comunicaciones comerciales. Recibió numerosos premios, incluida la Medalla Nacional de Tecnología e Innovación en 2010.

 

Beatrice A. Hicks: Fundadora de la Sociedad de Mujeres Ingenieras

Beatrice A. Hicks (1919-1979) fue una ingeniera, inventora y ejecutiva pionera que abrió nuevos caminos para las mujeres en un campo dominado por hombres. Fue la primera mujer ingeniera contratada por Western Electric y cofundadora y primera presidenta de la Society of Women Engineers (SWE). Entre sus invenciones se incluye un escáner de densidad molecular patentado y un interruptor de densidad de gas utilizado en el programa espacial de EE. UU., incluyendo las misiones Apolo a la Luna.

Hicks se enfrentó a un entorno donde la ingeniería era vista como una «carrera inapropiada para una mujer». Menos del 1% de los ingenieros en Estados Unidos eran mujeres en su época, y la educación en ingeniería estaba cerrada a las mujeres antes de 1970.

Para superar estas barreras, Hicks obtuvo múltiples títulos en ingeniería química, eléctrica y física. Su solución más impactante fue la creación de la Society of Women Engineers (SWE) en 1950, una organización dedicada a promover a las ingenieras y aumentar la participación femenina en el campo. Este acto de acción colectiva es un ejemplo de cómo las mujeres crearon activamente sus propias estructuras de apoyo y redes profesionales cuando las instituciones existentes las excluían. Esta acción colectiva fue una «solución» crucial a las barreras sistémicas, más allá de la perseverancia individual. Hicks viajó por Estados Unidos, defendiendo la causa de las ingenieras a través de actividades de divulgación y charlas.

Los resultados de su liderazgo fueron notables. El interruptor de densidad de gas que inventó fue vital para el programa espacial. La SWE se convirtió en la organización profesional más grande dedicada a apoyar a las mujeres en ingeniería y tecnología. Hicks fue reconocida con numerosos honores, incluida su inducción en el Salón de la Fama Nacional de Mujeres en 2002.

 

Ellen Ochoa: La Primera Hispana en el Espacio

Ellen Ochoa (nacida en 1958) hizo historia al convertirse en la primera mujer hispana en el espacio en 1993. Como astronauta de la NASA, ha participado en cuatro vuelos espaciales, acumulando más de 950 horas en órbita. Además de su carrera espacial, Ochoa es inventora de tres patentes relacionadas con sistemas ópticos  y ha ascendido a roles de liderazgo, como Directora Adjunta y luego Directora del Centro Espacial Johnson.

El camino de Ochoa no estuvo exento de obstáculos. Fue rechazada dos veces del Programa de Entrenamiento de Astronautas de la NASA antes de ser aceptada en su tercera solicitud en 1990. Su experiencia destaca que las mujeres de minorías, como ella, enfrentan una «montaña más empinada para escalar» en el camino hacia la igualdad, lo que requiere una persistencia excepcional.

La persistencia fue la clave de su éxito. Después de sus rechazos iniciales, Ochoa continuó su investigación en óptica y obtuvo una licencia de piloto privado, demostrando su compromiso continuo con el aprendizaje y la mejora personal. Aunque inicialmente consideró una carrera en periodismo, su amor por las matemáticas y la física la llevó a cambiar su especialidad a física, un punto de inflexión en su vida.

Los resultados de su perseverancia son inspiradores. Ochoa no solo se convirtió en una astronauta veterana, sino que también inspiró a innumerables personas, especialmente a jóvenes hispanos y mujeres, a perseguir carreras en STEM. Actualmente, forma parte de varias juntas directivas, incluida la Junta Nacional de Ciencias, y preside el comité que evalúa las nominaciones para la Medalla Nacional de Tecnología e Innovación. Su historia es un testimonio del poder de la motivación, la perseverancia y el deseo de contribuir a algo más grande que uno mismo.

 

Elsie MacGill: La «Reina de los Huracanes»

Elsie MacGill (1905-1980) fue una ingeniera aeronáutica canadiense que rompió barreras a nivel mundial. Es reconocida como la primera mujer en el mundo en obtener un título en ingeniería aeronáutica. Durante la Segunda Guerra Mundial, se ganó el apodo de «Reina de los Huracanes» por liderar la producción de los aviones de combate Hawker Hurricane en la Canadian Car and Foundry Company, supervisando a un personal de 4.500 personas y agilizando las operaciones de guerra. También diseñó el Maple Leaf Trainer II, que podría ser el único avión completamente diseñado por una mujer , e introdujo innovaciones como controles de deshielo y un sistema para adaptar esquís para aterrizajes en nieve, permitiendo que los Hurricane operaran en invierno.

MacGill enfrentó un desafío personal significativo cuando fue golpeada por la polio y los médicos le dijeron que esperara vivir el resto de su vida en una silla de ruedas. A pesar de este pronóstico, su determinación la llevó a desafiar las expectativas.

Su solución fue la perseverancia inquebrantable frente a la adversidad física. Además de sus logros técnicos, MacGill fue una activa defensora de los derechos de las mujeres, abogando por leyes de aborto, salarios justos y licencias de maternidad pagadas en la década de 1960. Su compromiso con la justicia social es un ejemplo de cómo el ingenio técnico puede ir de la mano con la defensa de un cambio social más amplio. Su trabajo en la ingeniería para entornos extremos (deshielo, esquís) y su defensa de los derechos de las mujeres demuestran un compromiso dual: resolver problemas técnicos y abordar barreras sociales sistémicas.

Los resultados de su liderazgo en tiempos de guerra fueron impresionantes. Bajo su dirección, la fábrica produjo 1.450 Hurricanes en solo dos años. Después de la guerra, se convirtió en la primera mujer en servir como asesora técnica para la Organización de Aviación Civil Internacional, ayudando a redactar regulaciones internacionales de aeronavegabilidad. Su nombramiento en la Comisión Real sobre el Estatus de la Mujer en 1967 subraya su influencia en la política social. MacGill es recordada como una heroína de guerra que no solo avanzó la tecnología, sino que también desafió los estereotipos y allanó el camino para futuras generaciones de ingenieras.

 

Edith Clarke: La Ingeniera Eléctrica y Calculadora Gráfica

Edith Clarke (1883-1959) fue una ingeniera eléctrica pionera y matemática que revolucionó el análisis de los sistemas de energía. Inventó una calculadora gráfica, la «Clarke Calculator», que simplificó enormemente los complejos cálculos necesarios para determinar las características eléctricas de las líneas de transmisión largas. Sus métodos matemáticos redujeron significativamente el trabajo de los ingenieros eléctricos. En 1922, se convirtió en la primera mujer en ser empleada profesionalmente como ingeniera eléctrica en Estados Unidos, trabajando para General Electric (GE). Más tarde, en 1947, se convirtió en la primera mujer profesora de ingeniería eléctrica en una universidad estadounidense, en la Universidad de Texas en Austin.

Clarke enfrentó barreras significativas en un campo dominado por hombres. A pesar de obtener su maestría en MIT, tuvo dificultades para encontrar trabajo en ingeniería. Inicialmente, no se le permitía realizar trabajo de ingeniería y se le mantenía en un estatus profesional inferior, ganando un salario más bajo que los hombres en la misma posición. Existía una percepción generalizada de que «no había demanda de ingenieras como tales».

Su solución fue la innovación y la persistencia. Clarke regresó a un puesto de «supervisora de computadoras» (calculadoras humanas) en GE, y fue allí donde inventó su calculadora gráfica para simplificar el trabajo de los ingenieros. Al crear una herramienta que simplificaba los cálculos complejos, se hizo indispensable y demostró su valor en un campo que inicialmente se resistía a aceptarla. Esta innovación fue una respuesta directa a su marginación profesional. Además, publicó 18 artículos técnicos, dos de los cuales fueron premiados, y se convirtió en la primera mujer en presentar un artículo en la reunión anual del American Institute of Electrical Engineers (AIEE).

Los resultados de su trabajo fueron de gran alcance. La Clarke Calculator podía resolver problemas de corriente, voltaje e impedancia en transmisiones de líneas eléctricas 10 veces más rápido que otros métodos de la época. Sus contribuciones a la red eléctrica fueron fundamentales para el desarrollo de la tecnología de «red inteligente». La Universidad de Texas en Austin ha creado el Premio Edith Clarke a la Mujer de Excelencia en su honor.

 

V. Arquitectas de la Información y la Interconexión Global

Esta sección reconoce a las mujeres que construyeron los cimientos de la infraestructura de la información y la conectividad que definen el mundo digital actual.

Radia Perlman: La «Madre de Internet»

Radia Perlman (nacida en 1951) es una ingeniera de redes y científica de la computación cuya invención del Protocolo de Árbol de Expansión (STP, Spanning Tree Protocol) la llevó a ser conocida como la «Madre de Internet». El STP transformó Ethernet, pasando de ser una tecnología limitada a unos pocos cientos de nodos dentro de un solo edificio a una tecnología capaz de crear grandes redes con cientos de miles de computadoras. También realizó contribuciones fundamentales al enrutamiento de Internet, haciendo que las redes fueran más resistentes, escalables y fáciles de administrar.

Perlman enfrentó barreras técnicas inherentes a la incipiente complejidad de las redes. Los protocolos de enrutamiento tempranos no podían manejar redes grandes y eran propensos a fallos si se inyectaban mensajes erróneos. También existía una concepción errónea sobre la naturaleza de Ethernet, que algunos asumían que era una red completa en lugar de un enlace dentro de una red más grande.

Su solución fue diseñar un protocolo de enrutamiento autoestabilizador que permitiera a las redes recuperarse por sí mismas una vez que los nodos defectuosos se desconectaban. Modificó su protocolo para que funcionara eficientemente con los enlaces Ethernet, que eran un nuevo tipo de conexión compartida por cientos de nodos. Además de su trabajo técnico, Perlman ha mantenido una pasión por la enseñanza, siendo coautora de textos influyentes sobre enrutamiento de redes y seguridad.

Los resultados de su trabajo son la base invisible de la vida moderna. El STP hizo posible el Internet actual, revolucionando la eficiencia de la red y estableciendo las reglas básicas del tráfico de Internet. Sus protocolos diseñados en la década de 1980 siguen siendo ampliamente implementados hoy en día. Su trabajo, aunque a menudo invisible para los usuarios finales, es absolutamente fundamental para la estabilidad y escalabilidad de Internet. Esto pone de manifiesto cómo las contribuciones críticas a la infraestructura subyacente, aunque menos llamativas, permiten todo el ecosistema digital. Además, Perlman creó TORTIS, un lenguaje de programación amigable para niños, pionero en la educación de programación infantil.

 

Karen Spärck Jones: Pionera de los Motores de Búsqueda

Karen Spärck Jones (1935-2007) fue una innovadora en la ciencia de la información y una figura clave en el desarrollo de los motores de búsqueda modernos y el procesamiento del lenguaje natural. Su contribución más significativa fue la introducción del factor de ponderación IDF (Inverse Document Frequency), un método que todavía se utiliza hoy en día para clasificar los resultados de búsqueda y evaluar la importancia de una palabra en un documento.

En los primeros días de la computación, el campo de la recuperación de información estaba evolucionando rápidamente y necesitaba métodos fundamentales para organizar y acceder a grandes volúmenes de datos. Spärck Jones se dedicó a resolver este desafío.

Su solución se basó en un enfoque interdisciplinario. Aunque finalmente se forjó una carrera notable en ciencias de la computación, sus estudios iniciales en la Universidad de Cambridge incluyeron Historia y Filosofía (Ciencias Morales). Este trasfondo diverso es un ejemplo de cómo los avances fundamentales en tecnología, como los algoritmos de búsqueda, a menudo surgen del pensamiento interdisciplinario, desafiando la noción de que solo las trayectorias STEM tradicionales conducen a la innovación. Además de su trabajo técnico, Spärck Jones trabajó incansablemente para promover y apoyar el papel de las mujeres en la computación, siendo miembro fundadora de la red ‘women@cl’ en el Laboratorio de Computación de Cambridge.

Los resultados de su trabajo transformaron la forma en que accedemos a la información en línea. El IDF sigue siendo un componente estándar en los motores de búsqueda web actuales. Sus contribuciones al procesamiento del lenguaje natural y los sistemas de recuperación de información revolucionaron la forma en que interactuamos con la información digital. Fue la primera mujer en recibir la prestigiosa Medalla Lovelace, un reconocimiento a sus excepcionales contribuciones a la comprensión y el avance de la computación. Su legado continúa inspirando a través de becas como las Spärck AI, que apoyan a la próxima generación de líderes en inteligencia artificial.

 

Elizabeth Feinler: Arquitecta de los Dominios de Internet

Elizabeth Feinler (nacida en 1931) desempeñó un papel fundamental en la creación del sistema de nombres de dominio (DNS) y la gestión de los primeros directorios de Internet. Su equipo en el Stanford Research Institute (SRI) fue responsable de la transición al DNS, introduciendo los protocolos familiares «.com», «.org» y «.gov» que son la base de la navegación web actual.

En los primeros días de ARPANET, la red precursora de Internet, la falta de un sistema de direccionamiento organizado y fácil de usar era una barrera significativa para su expansión y adopción generalizada. La complejidad de las direcciones IP hacía que la red fuera inaccesible para la mayoría de los usuarios.

La solución de Feinler fue liderar el desarrollo de un sistema de nombres que hiciera que la red fuera más intuitiva y escalable. Su trabajo técnico abordó directamente la usabilidad y escalabilidad de la incipiente Internet. Sus contribuciones hicieron que Internet fuera navegable para los usuarios comunes, transformándola de una red compleja para especialistas en una utilidad pública accesible.

Los resultados de su trabajo son fundacionales para Internet tal como la conocemos hoy. Su sistema de nombres de dominio sentó las bases para la expansión masiva de Internet y los protocolos de código abierto que la sustentan. Además, sus contribuciones han influido en cómo los sistemas legales consideran el acceso y la precisión de la información en línea, subrayando la necesidad de leyes que rijan el registro de dominios y combatan la desinformación, asegurando un Internet más seguro y confiable.

 

Hedy Lamarr: La Inventora del Espectro Ensanchado

Hedy Lamarr (1914-2000), una reconocida actriz de Hollywood, fue también una brillante inventora autodidacta cuya ingeniosidad dejó una huella indeleble en la tecnología de la comunicación. Co-inventó un «sistema secreto de comunicación» basado en la tecnología de salto de frecuencia (frequency hopping o espectro ensanchado). Este sistema fue diseñado inicialmente para guiar torpedos aliados durante la Segunda Guerra Mundial, haciéndolos indetectables para el enemigo. Los principios de su invención son hoy la base de tecnologías inalámbricas omnipresentes como Wi-Fi, Bluetooth y los teléfonos celulares, e incluso el GPS.

Lamarr enfrentó una barrera significativa: su identidad como actriz de Hollywood la llevó a no ser tomada en serio como inventora. Su invención fue inicialmente rechazada por la Marina de los EE. UU., quienes le sugirieron que se centrara en vender bonos de guerra. Además, su patente expiró mucho antes de que su tecnología fuera adoptada ampliamente, lo que significó que nunca recibió compensación financiera por su revolucionaria contribución, a pesar de que el valor de mercado actual de su descubrimiento se estima en 30 mil millones de dólares. La historia de Lamarr es un ejemplo claro de cómo la percepción pública y los prejuicios pueden eclipsar el genio intelectual, llevando al descarte inicial y la falta de reconocimiento de un trabajo innovador. También pone de manifiesto el fracaso sistémico en recompensar la innovación, especialmente cuando proviene de fuentes no tradicionales.

Motivada por un profundo sentido del deber de ayudar en el esfuerzo de guerra contra la Alemania nazi, Lamarr se autoeducó en ingeniería y colaboró con el compositor George Antheil para desarrollar su sistema. A pesar del rechazo inicial, su compromiso con la causa la llevó a vender 25 millones de dólares en bonos de guerra.

Los resultados de su invención fueron revolucionarios. Aunque su tecnología permaneció inactiva hasta la Crisis de los Misiles de Cuba en la década de 1960, mucho después de que su patente hubiera expirado, el ejército de EE. UU. la desclasificó en la década de 1980, lo que llevó a su adopción masiva en la electrónica de consumo. Su resiliencia y espíritu innovador fueron finalmente reconocidos en 1998 con el Premio de la Electronic Frontier Foundation. El impacto de Lamarr es un testimonio de cómo la innovación puede provenir de los lugares más inesperados y cómo las ideas visionarias pueden tardar décadas en ser plenamente apreciadas.

 

VI. Lideresas en la Ética y la Inteligencia Artificial

Esta sección destaca a las mujeres que están dando forma al futuro de la tecnología, no solo a través de la innovación, sino también abordando sus implicaciones éticas y sociales.

 

Joy Buolamwini: La Luchadora por la Justicia Algorítmica

Joy Buolamwini (nacida en 1989) es una científica de la computación, poeta de código y modelo que utiliza el arte y la investigación para arrojar luz sobre las implicaciones sociales de la inteligencia artificial. Es la fundadora de la Algorithmic Justice League (AJL), una organización dedicada a crear un mundo con tecnología más equitativa y responsable. Su investigación ha descubierto sesgos raciales y de género significativos en los servicios de IA, particularmente en la tecnología de reconocimiento facial.

Buolamwini descubrió que los sistemas de IA exhibían tasas de error más altas al clasificar el género de individuos con piel más oscura, especialmente mujeres. Este sesgo se incorporó a los algoritmos debido a los datos de entrenamiento utilizados y la falta de diversidad entre sus creadores. Estas barreras no son de acceso a la tecnología, sino de sesgos inherentes

dentro de la propia tecnología, que perpetúan las desigualdades sociales.

Su solución ha sido una combinación de investigación rigurosa, arte y activismo. Buolamwini utiliza su trabajo para iluminar las implicaciones sociales de la IA. Ha testificado ante el Congreso de EE. UU., impulsando políticas que promuevan la transparencia y la responsabilidad en el desarrollo de la IA. También participa en iniciativas educativas para garantizar que diversas perspectivas sean consideradas en la construcción de futuras tecnologías. Su trabajo representa un cambio crucial en el campo de la tecnología, pasando de la mera innovación a un examen crítico de las implicaciones éticas y sociales de la IA. Su enfoque subraya que romper barreras ahora incluye desafiar los sesgos dentro de la propia tecnología y abogar por un desarrollo equitativo.

Los resultados de su activismo han sido tangibles. En 2020, empresas como Microsoft, IBM y Amazon dieron marcha atrás en la venta de tecnología de reconocimiento facial a las fuerzas del orden, y el Servicio de Impuestos Internos de EE. UU. abandonó el uso de reconocimiento facial para acceder a servicios gubernamentales básicos. Su trabajo ha provocado debates importantes sobre la ética de la IA y ha empoderado a individuos y comunidades para comprender y cuestionar las implicaciones éticas de la IA, exigiendo un desarrollo transparente y responsable.

 

Fei-Fei Li: La Visionaria de la Visión por Computadora y la IA Humanista

Fei-Fei Li (nacida en 1976) es una científica de la computación y experta en IA nacida en China, reconocida como la creadora de ImageNet y el ImageNet Challenge. Su trabajo sentó las bases para el aprendizaje profundo moderno, impulsando avances en vehículos autónomos, reconocimiento facial, imágenes médicas e IA generativa. Su investigación ha cerrado la brecha entre la visión por computadora y la visión humana, permitiendo a las máquinas comprender e interpretar la información visual de manera más efectiva.

La vida temprana de Li estuvo marcada por desafíos. Inmigró a Estados Unidos a los 15 años, enfrentando dificultades para aprender un nuevo idioma y adaptarse a una cultura extranjera, además de lidiar con dificultades financieras mientras ayudaba en el negocio de lavandería de sus padres. En el ámbito técnico, identificó una barrera importante en la investigación de la IA: la incapacidad de la IA para reconocer imágenes de manera efectiva debido a la falta de conjuntos de datos masivos y etiquetados.

Su solución fue una idea simple pero ambiciosa: crear un conjunto de datos masivo de imágenes etiquetadas. Entre 2007 y 2010, ella y su equipo construyeron ImageNet, una base de datos sin precedentes de 14 millones de imágenes en 20.000 categorías. Esta innovación, que no fue un nuevo algoritmo sino una infraestructura de datos masiva y meticulosamente organizada, fue una solución fundamental para la incapacidad de la IA para «ver» y aprender del mundo visual. Esto pone de manifiesto que en la IA moderna, la «solución» a una barrera técnica puede encontrarse en la infraestructura y organización de datos, no solo en la complejidad algorítmica. Además, Li ha trabajado con legisladores para garantizar un progreso positivo y centrado en el ser humano en las tecnologías de IA.

Los resultados de su trabajo fueron el catalizador de una revolución. En 2012, el ImageNet Challenge, con el modelo AlexNet, logró una mejora dramática en las tasas de error de reconocimiento de imágenes, lo que provocó la revolución del aprendizaje profundo. Hoy en día, todas las principales empresas de IA dependen de las técnicas de aprendizaje profundo construidas sobre el trabajo de Fei-Fei Li. Ha sido reconocida como una de las 100 personas más influyentes en IA por la revista Time y ha recibido numerosos premios por sus contribuciones.

 

Barbara Liskov: La Arquitecta de la Abstracción y la Fiabilidad del Software

Barbara Liskov (nacida en 1939) es una científica de la computación pionera, reconocida como la primera mujer en obtener un doctorado de un departamento de ciencias de la computación en los Estados Unidos (1968). Sus contribuciones innovadoras a los lenguajes de programación, especialmente el desarrollo del lenguaje CLU y los principios de abstracción de datos, han influido significativamente en el diseño de software moderno. También es la co-creadora del Principio de Sustitución de Liskov (LSP), un concepto fundamental en la programación orientada a objetos.

Liskov enfrentó una discriminación de género significativa en los campos de las matemáticas y las ciencias. En la universidad, era una de las pocas mujeres en sus clases. Princeton, donde solicitó programas de posgrado, le informó que la institución no aceptaba mujeres. Incluso sus padres fueron indiferentes a su amor por las matemáticas y las ciencias, sugiriéndole que tomara un curso de mecanografía para poder mantenerse como secretaria.

A pesar de estos desalentadores obstáculos, Liskov perseveró en la consecución de sus objetivos académicos y profesionales. Su solución fue centrarse en la corrección y modularidad del software, buscando construir sistemas con garantías y contratos claros. Además, en su estimada posición como profesora en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Liskov ha contratado y mentorizado a una nueva generación de mujeres que persiguen carreras en ciencia y tecnología.

Los resultados de su trabajo han remodelado la forma en que pensamos sobre la corrección del software. Aunque el lenguaje CLU no fue comercialmente popular, introdujo conceptos como tipos de datos abstractos y manejo de excepciones que influyeron directamente en lenguajes posteriores como Ada, Python, Java y Go. Su impacto no se mide por un producto de uso masivo, sino por cómo ha dado forma a la metodología y el pensamiento detrás de la buena ingeniería de software, lo que lleva a sistemas más confiables y escalables. Su trabajo enfatiza los principios fundamentales sobre las tecnologías específicas. Liskov fue galardonada con el Premio Turing en 2008, el honor más alto en ciencias de la computación.

 

Tabla de Resumen: Mujeres Pioneras en la Tecnología

Nombre Contribución Clave Barrera Principal Resultado Asombroso
Ada Lovelace Primer algoritmo informático, visión del software general. Género, falta de reconocimiento en vida. Inspiró a Alan Turing, lenguaje ‘Ada’, predijo la IA.
Grace Hopper Primer compilador, COBOL, acuñó «bug». Escepticismo sobre capacidad de las computadoras. Democratizó la programación, COBOL aún en uso, predijo PCs.
Mary Wilkes Software para LINC (primer PC), sistema operativo LAP6. Programación devaluada como «trabajo femenino». Pionera del PC en el hogar, programación interactiva.
Adele Goldberg Smalltalk-80 (precursor de GUI y OOP). Posible subestimación comercial de su innovación. Influencia en Apple Macintosh y todas las GUI modernas.
Sister Mary Kenneth Keller Primera mujer PhD en CS (EE.UU.), co-desarrolló BASIC. Exclusión de mujeres en laboratorios de computación. BASIC democratizó la programación, fundó deptos. de CS.
Margaret Hamilton Software de vuelo Apolo, acuñó «ingeniería de software». Software subestimado, prejuicios de género. Aterrizaje Apolo 11, disciplina de ingeniería de software reconocida.
Programadoras ENIAC Programaron la primera computadora digital electrónica. Falta de acceso físico, no reconocimiento, referidas como «modelos». Revolucionaron la computación, sentaron bases para PCs.
Mary Coombs Primera programadora comercial de Gran Bretaña (LEO). Género, título no matemático, programación vista como «secretarial». Éxito de LEO I, industria informática británica dominada por mujeres.
Dina St Johnston Fundó la primera casa de software del Reino Unido (VPS). Campo incipiente, software no reconocido como industria. Modelo de negocio para la industria global del software.
Katherine Johnson Cálculos clave para misiones Apolo y vuelos espaciales. Segregación racial y de género en NASA. Éxito de la Carrera Espacial, Medalla Presidencial de la Libertad.
Dorothy Vaughan Experta en Fortran, líder de «Computadoras del Área Oeste». Segregación racial, falta de reconocimiento oficial. Adaptación a la computación, primera directora de división afroamericana en NASA.
Mary Jackson Primera ingeniera afroamericana de la NASA. Segregación, prejuicios de género, necesidad de acción legal. Rompió barreras raciales/género, influyó en futuras generaciones.
Annie Easley Programadora Centaur, tecnología híbrida, consejera EEO. Discriminación racial, obsolescencia de «computadora humana». Cohete Centaur, tecnología de vehículos híbridos, diversidad en STEM.
Yvonne Brill Inventó el propulsor de hidracina electrotérmica (EHT). Exclusión de la ingeniería formal, única mujer científica de cohetes. Aumentó eficiencia satelital 30%, innovaciones estándar de la industria.
Beatrice A. Hicks Inventora, primera ingeniera Western Electric, cofundadora SWE. Ingeniería vista como «inapropiada para mujeres», exclusión educativa. Fundó SWE (mayor org. de mujeres ingenieras), interruptor de densidad de gas para Apolo.
Ellen Ochoa Primera mujer hispana en el espacio, inventora de óptica. Rechazos de NASA, barreras interseccionales. Más de 950 horas en espacio, directora de Centro Espacial Johnson.
Elsie MacGill Primera ingeniera aeronáutica del mundo, «Reina de los Huracanes». Polio, barreras físicas. Producción masiva de Hawker Hurricane, defensora de derechos de la mujer.
Edith Clarke Inventó la «Clarke Calculator», primera ingeniera eléctrica de EE.UU. Dificultad para encontrar trabajo, salarios más bajos. Calculadora 10x más rápida, contribuyó a la «red inteligente».
Radia Perlman Inventó STP («Madre de Internet»), contribuciones a enrutamiento. Protocolos tempranos propensos a fallos, complejidad de redes. Hizo posible el Internet moderno, protocolos autoestabilizadores.
Karen Spärck Jones Introdujo IDF en motores de búsqueda, PNL. Campo emergente, necesidad de métodos fundamentales. Fundamento de motores de búsqueda modernos, revolucionó acceso a información.
Elizabeth Feinler Creó el sistema de nombres de dominio (DNS),.com,.org,.gov. Falta de direccionamiento organizado en Internet temprano. Base para la navegación web moderna, influyó en leyes de dominio.
Hedy Lamarr Co-inventó el espectro ensanchado (Wi-Fi, Bluetooth). Actriz, no reconocida como inventora, rechazo inicial. Base de tecnologías inalámbricas modernas, valor de mercado de miles de millones.
Joy Buolamwini Fundadora de Algorithmic Justice League, descubrió sesgos en IA. Sesgos raciales/género en algoritmos, falta de diversidad en creadores. Empresas retiraron tecnología sesgada, impulsó ética en IA.
Fei-Fei Li Creadora de ImageNet, visión por computadora, aprendizaje profundo. Dificultades de inmigración, falta de datos para IA. Catalizó la revolución del aprendizaje profundo, base de IA moderna.
Barbara Liskov Primera mujer PhD en CS (EE.UU.), CLU, Principio de Sustitución. Discriminación de género en educación STEM. Remodeló la fiabilidad del software, influyó en lenguajes modernos.

 

VII. Conclusiones

Las historias de estas 25 mujeres pioneras en la tecnología son un testimonio elocuente de su intelecto, resiliencia y capacidad para trascender las barreras impuestas por la sociedad. Desde los algoritmos fundacionales de Ada Lovelace hasta la lucha por la justicia algorítmica de Joy Buolamwini, sus contribuciones han sido indispensables para el desarrollo de la computación, la ingeniería y la infraestructura digital que hoy damos por sentada.

El análisis de sus trayectorias revela patrones comunes que van más allá de los logros individuales. Se observa una recurrente devaluación del trabajo tecnológico cuando era percibido como «femenino» o de bajo estatus, solo para que su prestigio aumentara y la participación femenina disminuyera. Este fenómeno histórico subraya cómo las normas de género han moldeado no solo quién trabaja en tecnología, sino también cómo se valora ese trabajo.

Además, estas historias demuestran que la innovación y la superación de barreras adoptan muchas formas. Algunas mujeres, como Katherine Johnson, se ganaron la confianza en su pericia humana incluso por encima de las máquinas, mientras que otras, como Dorothy Vaughan, lideraron la adaptación proactiva a nuevas tecnologías para asegurar la relevancia de sus equipos. La necesidad de desafiar barreras sistémicas, como la segregación racial que enfrentaron Mary Jackson y Annie Easley, o la exclusión de programas de ingeniería que experimentaron Yvonne Brill y Edith Clarke, impulsó a estas mujeres a encontrar soluciones creativas, ya sea a través de la invención, la educación o la acción colectiva. La fundación de la Society of Women Engineers por Beatrice A. Hicks es un claro ejemplo de cómo la unión y la creación de redes de apoyo fueron esenciales para superar la exclusión institucional.

Finalmente, la influencia de estas pioneras se extiende desde la creación de la infraestructura invisible de Internet por Radia Perlman y Elizabeth Feinler, hasta la comprensión de que la innovación puede surgir de campos interdisciplinarios, como lo demostró Karen Spärck Jones. Incluso en la era moderna de la IA, figuras como Joy Buolamwini y Fei-Fei Li continúan rompiendo barreras, no solo creando nuevas tecnologías, sino también asegurando que estas se desarrollen de manera ética y equitativa.

En suma, la historia de la tecnología es, inextricablemente, una historia de mujeres. Reconocer y celebrar sus logros no es solo un acto de justicia histórica, sino una fuente vital de inspiración para las futuras generaciones, recordándonos que la diversidad de pensamiento y experiencia es la verdadera fuerza impulsora detrás de la innovación más transformadora.