THE GUARDIAN (Fake Interview) – Título clickbait:
«»Gilo y Ben» está destruyendo la literatura: Hablamos con el autor que se niega a explicar si su libro es una broma o una obra maestra»
Reportero: Eduardo, tu libro ha sido descrito como «un atentado contra el sentido común». ¿Es cierto que escribiste bajo hipnosis de un pulpo?
E.G.: Lo confirmo. El pulpo se llama Sergio y vive en un acuario de Vigo. Dictó los capítulos impares. Los pares los escribí yo después de tres cafés y un sueño recurrente sobre una lavadora contrifugando en clave de sol sostenido.
Reportero: Los lectores dicen encontrar mensajes ocultos en el libro, como «El queso está en la luna» o «Ben no existe». ¿Es un culto?
E.G.: Es un club de fans de lo inexistente. Si encuentras un significado, por favor, devuélvelo: lo robé de un cajón de Camus.
Reportero: ¿Por qué la Sociedad de Detectives Reales te demandó por «desprestigio a la profesión»?
E.G. Porque Gilo resolvió un caso antes de que ocurriera. Fue un error de imprenta, pero el juez decidió que era «premeditación literaria». Ahora debo 200 euros y una tarta de manzana.
FAKE SCANDAL EN THE NEW YORKER:
«El misterio más grande de «Gilo y Ben»: ¿Plagió el autor… a sí mismo?»
Fuentes anónimas revelan que Eduardo Garbayo copió pasajes enteros de un libro que aún no ha escrito. «Es un genio o un estafador temporal», afirma un experto en paradojas. El autor insiste en que es «un homenaje a su yo futuro», pero la Universidad de Oxford exige quemar todas las copias… «por seguridad cronológica».
EL PAÍS (Nota Absurda):
«El libro que nadie entiende (ni siquiera su editor) se convierte en bestseller en Finlandia… donde creen que es un manual de saunas.»
Lectores fineses aseguran que «Gilo y Ben» les enseñó a calentar piedras volcánicas mientras resuelven crímenes imaginarios. El autor, consultado al respecto, respondió: «Lo inexorable es el vapor que empaña tus gafas».